Reflexión: un gobierno menos desigual

https://www.publico.es/politica/cambios-gobierno-sanchez-nombra-yolanda-diaz-vicepresidenta-ministra-ione-belarra-marcha-iglesias.html

Mi reflexión se centra en uno de los ámbitos de desigualdad evidentes para la mujer del siglo XXI: el acceso a espacios de poder como es la política de alto nivel, un mundo cerrado, elitista y corporativista. Me he inspirando en el nombramiento reciente de la Vicepresidenta tercera Yolanda Díaz, Ministra de Trabajo, como ejemplo de lo mucho que ha costado en este país darle su lugar a la mujer en el Gobierno. Bajo el actual mandato de Pedro Sánchez, España se ha convertido en el cuarto país europeo con mayor número de ministras en su Ejecutivo. Es una buena noticia que no debería ser noticia si la presencia equilibrada de mujeres y hombres en esferas de poder fuera una realidad y no la excepción. Incluso es una exigencia que impuso la ley Orgánica 3/2007 para la Igualdad efectiva de mujeres y hombres que, una vez más, queda bonita sobre el papel, pero cuya aplicación en la vida diaria cuesta.

https://www.eldiario.es/sociedad/gobierno-coalicion-revalida-deposita-ministras_1_1087098.html

Según el "Estudio monográfico sobre mujeres y hombres en España" elaborado por el INE, en 2018 el porcentaje de mujeres graduadas en educación superior fue un 53,6% frente al 46,4% de hombres, en sintonía con la media de los países de la Unión Europea. Esto me genera un conflicto: si la mujer española está mejor preparada, completa estudios superiores como los actuales grados, e incluso posgrados como los másters o doctorados y son ejemplo de constancia y esfuerzo desde la escuela... ¿por qué no logran alcanzar los puestos más altos en grandes empresas, política, banca y demás? 

El llamado techo de cristal existe desde el momento en que una mujer preparada, con un currículum vitae intachable y una actitud de total compromiso no continúa ascendiendo hasta el puesto máximo. O simplemente lograr lo que desee. Pienso que la barrera invisible que se interpone en su camino es sociológica y que la educación recibida desde la infancia en casa y el colegio influye muchísimo. 

Todos tenemos estereotipos en nuestra mente, asociamos cualidades de carácter y aspecto físico a las personas por su sexo, asignamos roles que desempeñar en la sociedad en conjunto, a partir de los cuales se establecen las relaciones sociales. Una mujer culta, con estudios superiores y carrera profesional, puede a su vez ser madre y vive bajo la eterna presión de cumplir con lo que se espera de ella: conciliar ambas facetas. Asimismo, se exige mucho más a una mujer que a un hombre tanto en su vida diaria como en el plano laboral, porque la mujer tiene el rol de cuidadora del hogar y de su familia, por tanto, sufre un desgaste personal y emocional mucho mayor que un hombre. ¿Por qué? Porque la educación y el ambiente social que nos rodea no es sano. La experta en coeducación Gema Otero incidía en esta necesidad recientemente como medio de erradicarlo desde la infancia: mejorar el discurso a las niñas para que sepan que pueden lograr lo que se propongan.






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